A pesar de los peligros de la selva del Darién, ésta se ha convertido en una ruta popular para los migrantes de Sudamérica que intentan llegar a Estados Unidos. Entre los numerosos retos a los que se enfrentan los caminantes están la exposición a enfermedades, las lesiones, la violencia, la extorsión y el reclutamiento forzoso, entre otros.
La organización humanitaria cristiana Visión Mundial atiende las necesidades de los niños que atraviesan la selva junto a sus familias.
“Son muy vulnerables a las agresiones, a trabajos forzados, a que les obliguen a cometer robos, a veces incluso a la muerte. Les proporcionamos servicios básicos de protección, kits de higiene, juguetes, porque el nivel de trauma para alguien que ha cruzado el Tapón del Darién es muy alto. Los niños olvidan incluso cómo orar. Incluso algunos niños olvidan cómo hablar”, explica Fabiola Rueda de Visión Mundial Venezuela.