Un joven seminarista venezolano creó una herramienta gratuita basada en inteligencia artificial llamada Felipe IA, disponible las 24 horas del día a través de WhatsApp para atender las inquietudes espirituales de quienes buscan consuelo o una palabra sobre Dios.
Eduardo Vitriago —seminarista y desarrollador de software— se inspiró en el episodio de Hechos de los Apóstoles en que el diácono Felipe acompaña al eunuco etíope en su búsqueda de sentido. La herramienta ha sido recibida con testimonios desde distintos rincones del mundo: “Felipe está disponible 24/7 y ya ha ayudado a personas con problemas existenciales, vacíos espirituales y crisis de sentido”, afirmó Vitriago según informó la agencia Zenit.
Felipe IA no solo responde dudas sobre moral, Biblia o sacramentos; también sugiere buscar ayuda psicológica, orientación espiritual o guiar hacia un encuentro personal con Cristo. Vitriago destacó su satisfacción por evidenciar que “la gente aún tiene sed de Dios, de verdad, de belleza, de sentido. Y eso es profundamente esperanzador”.
El proyecto no surge de un esfuerzo solitario. Un equipo de sacerdotes y laicos supervisa cada respuesta, asegurando precisión teológica, respeto pastoral y dimensión ética. Según el creador, “hoy, la inteligencia artificial también puede ser instrumento de Dios si se la configura con amor, verdad y fidelidad a la doctrina”.
La iniciativa se presentó durante el Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers Católicos, celebrado recientemente en Roma, donde Vitriago compartió su experiencia con otros evangelizadores digitales.
Felipe IA forma parte del proyecto “Hospitalitos de la Fe”, fundado por el padre Héctor Pernía, inspirado en el mensaje profético de Ageo y Oseas, y en el espíritu misionero de san Francisco de Asís. El propósito es crear “pequeñas clínicas del alma” tanto en lo digital como en lo presencial, para reconfortar a quienes viven lejos o se han alejado de la fe.
Vitriago aclara que Felipe IA no reemplaza al sacerdote, catequista ni al acompañante espiritual, sino que abre camino hacia ellos como una chispa de esperanza: “Dios también sabe de códigos y, si hace falta, se vale de un mensaje de WhatsApp para tocar el corazón humano”.
