De acuerdo con el testimonio del sacerdote Kenny Fernández Delgado (de 35 años de edad), párroco de la iglesia de San Antonio de Padua de Arroyo Naranjo, en la Arquidiócesis de La Habana (Cuba), las autoridades de ese país lo citaron y le explicaron que es un “delito convocar oración en parques o espacios públicos”, ya que podría propiciar que se cometan “crímenes contra la revolución, en cuyo caso al convocante le será adjudicada responsabilidad”.
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El religioso había realizado una convocatoria por redes sociales para el día 3 de agosto pasado para hacer una oración “sin carteles”, “sin consignas”, “sin otro líder que Jesucristo” y “sobre todo, sin miedo” en un parque. Fernández animó a quienes sintieran temor a participar de manera silenciosa.
Al día siguiente de realizada la publicación y dos días antes del momento propuesto, el sacerdote recibió un llamado y fue citado a concurrir a un encuentro con una funcionaria pública. Posteriormente, un coronel lo habría llamado para decirle que “de no ir habrá consecuencias”, según publicó en su cuenta de X.
La citación se hizo a la misma hora de la convocatoria de oración “para evitar mi participación”, dijo el sacerdote, pero aseguró también que la jornada de oración no se detuvo, “porque la convocatoria no dependía de mí en absoluto”.
“Descubrí que Inmigración y Extranjería tiene, entre otras funciones, hacer lo mismo que hace la Seguridad del Estado” y añadió: “reprimir al que manifieste pensar distinto a lo que llaman revolución, y acosarlo una y otra vez, hasta que calle, o hasta tomar cuantas medidas represivas sean necesario para callarlo”. El sacerdote detalló que la citación recibida tuvo como aparente motivo su condición de arrendador de un pequeño apartamento, el cual, según él, se alquila exclusivamente a cubanos. Y explicó que las autoridades del Departamento de Inmigración y Extranjería ya lo han citado varias veces en el pasado, amparándose en la posibilidad de que, en algún momento, decida alquilar su propiedad a extranjeros.
Sin embargo, el sacerdote sostiene que la verdadera razón de la citación está vinculada a su actividad en redes sociales y a su convocatoria a hacer oración en espacios públicos, las cuales han sido consideradas por las autoridades como “actividades predelictivas” e “instigación a delinquir”.
La convocatoria de Fernández estaba planteada para el mismo día en que miles de venezolanos se movilizaron, dentro y fuera del país, en una protesta masiva contra el presunto fraude electoral perpetrado por Nicolás Maduro en las recientes elecciones.
El presbítero indicó que, según las autoridades, “el convocante de oración en lugares públicos debe pedir permiso a las autoridades correspondientes según la nueva ley de Comunicación y Manifestación. De no hacerlo es una convocatoria ilegal y el convocante incurrirá en las sanciones correspondientes”. Además señaló que los agentes le informaron que “sólo se permiten convocatorias que sean dentro de las iglesias, lugares de culto”. A pesar de esto, el sacerdote expresó: “sabemos que todo lo que ellos se imaginen que puede estar contra la revolución puede ser e incluso ha sido reprimido”.
En su relato Fernández aclaró que les informó a las autoridades que su intención “sólo era orar por una solución de conflictos donde reine la paz y la justicia en Venezuela y en Cuba, y creo que eso debería ser interés de todas las partes”.
A pesar de las presiones, el clérigo aseguró que continuará “defendiendo” su “libertad de expresión y la de todos los cubanos”. “Si mi maestro fue a la cruz por defender sus ideas, yo también iré”, agregó.
“No me importa perder un apartamento, ni mi vida, ni la de mis seres queridos, con tal de ganar a Cristo y sepan que Él, a quien ustedes no conocen, tiene poder de sobra para resucitarme a mí y a mis seres queridos”, puntualizó.