¿Reinserción o Aislamiento?

Liberado
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El conocido y seguramente resonante caso de la liberación del gadareno que vivía entre los sepulcros y los montes, asustando y espantando a cuantas personas fueron testigos de las manifestaciones de los demonios en él, y de quienes, aprovechando seguramente sus momentos de inactividad, lograban encadenarlo con grillos y cadenas que luego rompía y desmenuzaba como relata en Marcos 5, debe haber sido muy notorio.

Una vez liberado y, como dice la Biblia, “en su juicio cabal”, quiso seguir al Señor, pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo que fuera a los suyos y les contara lo que Dios había hecho por él. Ahí veo yo la reinserción social de alguien que tuvo una experiencia muy fuerte con el Señor; “ve a los tuyos, a los de tu casa y cuéntales…”.

Creo que eso es algo en lo que por mucho tiempo gran parte de la Iglesia ha fallado: se predicó el no juntarse, no visitar, no ver ni tener contacto con las personas con las que antes de conocer a Cristo frecuentábamos, incluida la familia (lo que no es tan raro si vemos que hasta dejan de saludar a los que se retiran de la congregación, aunque sean tu familia).

Es bueno conocer a Cristo, es maravilloso ser liberado por Él, pero no nos olvidemos de ir a los nuestros y contarles cuán grandes cosas el Señor ha hecho por nosotros.

Una vez un hombre nos dijo a un matrimonio de Pastores y a mí, que él tenía una hermana y un cuñado que eran Pastores. ¡Qué bueno! —le respondimos—. Sí, dijo el hombre, pero si los ven díganle a mi hermana que se acuerde de visitar a mi vieja que está bastante enferma. Ella no vino ni siquiera a verla y a cuidarla cuando la tuve internada; tuve que pagarle a una señora para que me la acompañara en el hospital.

Es bueno conocer a Cristo, es maravilloso ser liberado por Él, pero no nos olvidemos de ir a los nuestros y contarles cuán grandes cosas el Señor ha hecho por nosotros. No digo que te emborrachés si ellos lo hacen, ni que te prendás en sus bailes y diversiones; digo que no perdás contacto con ellos, sino que sepan que estás cerca y que pueden contar con vos.

El gobierno de unidad y de reconciliación nacional de Nicaragua también refleja, en cierto sentido, un modelo de segundas oportunidades. A quienes han fallado, pero reconocen sus errores, piden perdón con sinceridad y se comprometen a la no repetición, se les abre la puerta a reintegrarse y a reconstruir su vida en la sociedad. Ese principio encarna una verdad profundamente bíblica: Jesús no ordenó aislamiento, sino reinserción social como testimonio. Así como el gadareno fue enviado de regreso a los suyos para contar cuán grandes cosas había hecho el Señor, también nuestra nación apuesta por la reconciliación, la restauración y la oportunidad de un nuevo comienzo para todo aquel que se disponga de corazón.

“Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.” (Marcos 5:18-20).

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