Se sabe de lo exótico que resultó el régimen de Maduro en Venezuela. Más allá de las cuestiones humanitarias de pobreza y deterioro nacional, el presidente de ese país sigue dando que hablar a la prensa internacional.
Tras las elecciones del 28 de julio dos decisiones presidenciales marcan el rumbo a la deriva que lleva Venuezuela en una lucha por imponer buenas noticias a un pueblo cansado y agobiado por él y sus seguidores. En primer lugar multiplicó por seis la cantidad de presos políticos o por ideología contraria a la del régimen. Según la ONG Foro Penal, ahora suman 1905, una cifra que supera los alrededor de 1100 presos políticos que hay en Cuba.
De acuerdo con Foro Penal, se registraron 1767 arrestos en Venezuela desde el día siguiente de los comicios cuando se dieron las primeras protestas de la oposición contra los resultados que anunció el gobierno. Ahora los presos políticos totalizan 1905 (1669 hombres y 236 mujeres), una cifra que sextuplica los 301 que había antes del 28 de julio. Es la mayor cantidad en 25 años de revolución bolivariana, según expertos.
A la verborragia agresiva llena de insultos se le suma la intolerancia al pensamiento crítico y por sobretodo distinto al régimen, usado principalmente por el presidente de la república. A lo anterior se le suma el intercambio non diplomático entre Venezuela y Argentina que solicitaron la captura de los respectivos presidentes. Ni de un lado, ni del otro se salva alguien. Como en el viejo tango de Enrique Santos Discépolo, Cambalache: "Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue. Y en el mismo lodo, hmm, todos manoseaos".
“Hay periodistas que desde Miami, España, Colombia, especulan por qué Maduro adelantó las Navidades. No es la primera vez, imbéciles, ya lo hemos hecho antes” indicó el presidente de Venezuela. Como si con un insulto se resuelven todos los problemas. Y sí, no es la primera vez que lo hace. No es la primera vez que necesita desviar la atención de sus tropas para que no se den cuenta que el verdadero enemigo es el régimen que él mismo encabeza. “¡Imbéciles mercenarios! Escriben artículos diciendo que las adelantamos por esto y por lo otro. Sí, las adelantamos y estamos felices. Les duele nuestra felicidad. ¡Gafos!”, soltó.
Demonios y demonias
“Les duele porque nosotros las adelantamos, ya que es la vacuna más hermosa que hemos conocido y comprobado para disipar las malas energías de ustedes, demonios y demonias”, espetó Maduro. Cuando algo no puede justificarlo lo considera una persecución ideológica, religiosa y supersticiosa.
No tiene otra cosa que decir después del fraude electoral de julio pasado. “De ti, demonia, que quieres llenar a Venezuela de violencia, incertidumbre, odio, intolerancia. Frente al odio de los demonios, ¡bendiciones de la Navidad adelantada para la República Bolivariana de Venezuela! Y que le arda a la derecha mundial. Si les arde, que se rasquen. Nosotros estamos felices”, le dice a María Corina Machado y al mundo.
Estos dictadores piensan que pueden cambiar la historia, pero no de lo que viene sino de lo que ya pasó. Creen que pueden mover a gusto los hechos históricos a conveniencia, y lo que es peor, creen que la gente se tragará ese anzuelo. Aunque vistas de Navidad a la República, Maduro, seguirás siendo un presidente usurpador del mandato democrático instituido por la voluntad popular.
No sé qué piensan los cristianos de semejante atropello a la fe. Alguno me dirá que la fecha en que se celebra la Navidad en todo el mundo no es la fecha real del nacimiento de Cristo. Otros dirán que lo importante es recordar que Dios se hizo hombre por la humanidad pecadora. Otros también esbozarán que esa Navidad que invoca Maduro y su gobierno nada tiene que ver con el verdadero sentido de la Navidad. Y otros recordarán que ya van 9 veces que adelanta la fecha para que el pueblo venezolano quite el foco de atención en algo que lo perjudica. Sea como fuere, para Maduro la Navidad es un objeto que se cambia de lugar y… ¡yastá!