En octubre del año pasado todos fuimos sacudidos en ocasión del feroz y cobarde ataque del grupo terrorista Hamas contra Israel, conflicto que aún no acaba dada la situación de rehenes que todavía mantiene en vilo a decenas de familias. Y este fin de semana que recién pasó, un nuevo golpe asestó contra la paz en Oriente Medio con una nueva maniobra a manos de Irán, que se adjudicó este nuevo ataque repelido por las fuerzas israelíes.
El presente de Israel amerita una mirada por parte de la Iglesia, atenta siempre a la voz profética dada por las Escrituras respecto al futuro inminente del pueblo escogido.
Es inevitable hablar de las profecías, los tiempos finales y convertir al libro de Apocalipsis en un hashtag y en tendencia cuando pasa algo en Israel. Ya desde el 7 de octubre de 2023, tras el artero ataque terrorista de Hamas, las redes sociales se poblaron de apologetas, de las más diversas explicaciones escatológicas y de todo tipo de vaticinios sobre lo que vendría a partir de un supuesto cumplimiento profético. La variedad de conjeturas no hicieron más que corroborar que existe una alarmante falta de claridad por parte de los feligreses que asisten a nuestras congregaciones respecto de los tiempos que vivimos.
Debemos tener prudencia en la interpretación de los textos proféticos, para no caer en apresuramientos y exégesis ligeras que nos conviertan en mensajeros de desastres. - Harold Segura
En la noche del sábado y madrugada del domingo, los medios de comunicación sacudieron al mundo entero con otra noticia del mismo calibre. Esta vez, Irán, en son de una venganza anunciada, lanzó un ataque con drones y misiles sobre Israel, los cuales fueron rechazados y no hubo que lamentar víctimas.
Las redes sociales, nuevamente se convirtieron en la plataforma donde cientos de cristianos vuelcan el primer pensamiento que se les cruza al oír de tales acontecimientos. En algunos casos, hasta da la impresión de que leyeron rápido la concordancia bíblica, hicieron un par de comparaciones y salieron con sus hipótesis sobre un inminente fin del mundo a la vuelta de la esquina.
Por eso, Diario Cristiano dialogó en exclusiva con varios líderes de alianzas evangélicas de Latinoamérica, así como también teólogos, referentes y personalidades del mundo cristiano, acerca de la mirada bíblica que le dan a este asunto y cuál es la reflexión que hacen respecto a la postura que supondría tener la Iglesia, más allá de la individualidad de cada miembro.
La No Violencia como común denominador
Quien se rige bajo las normas del cristianismo, debiera inclinarse por la paz a toda costa. Este pedido, ya con tono imperante, es el común denominador entre quienes se pronunciaron sobre este tema.
Oramos que cesen las hostilidades de parte de las naciones involucradas y se establezca la paz en la región - Christian Hooft
Juan Cruz Cellammare, presidente de la AEL (Alianza Evangélica Latina), fue categórico al declarar que “la posición de la AEL es la paz, es el diálogo, es el rechazo a toda clase de violencia o ataque que termina afectando a los seres humanos. La AEL no opina sobre conflictos históricos. Pero sí oramos por las iglesias evangélicas en ambos lugares. Que Dios les guíe en ser luz en medio de la tormenta y sean instrumento de paz”.
El pastor colombiano Harold Segura fue uno de los primeros en atender al requerimiento de Diario Cristiano. Con una importante trayectoria sobre sus hombros y como Director de Relaciones Eclesiásticas e Identidad Cristiana de “World Vision” para América Latina y El Caribe, fue enfático al señalar que “debemos tener prudencia en la interpretación de los textos proféticos, para no caer en apresuramientos y exégesis ligeras que nos conviertan en mensajeros de desastres. También discernimiento político, que nos ayude a tener una comprensión más amplia y crítica del contexto de los conflictos sociales y políticos”.
En el mismo tenor se sumó el pastor Christian Hooft, presidente de ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina), al decir que “oramos que cesen las hostilidades de parte de las naciones involucradas y se establezca la paz en la región”. Sostuvo, además, que “es necesario que se pueda dar una respuesta seria al tema del terrorismo, pero también es fundamental resguardar la vida de todas las personas inocentes tanto en Gaza como en Israel”.
También su par situado al otro lado del Río de la Plata, el pastor Louder Garabedian, director ejecutivo de CREU (Consejo de Representatividad Evangélica del Uruguay), fue coincidente en su postura. “Enérgicamente condenamos, como evangélicos, el acto terrorista del régimen islámico. Nuestra fuerza no es armamentista ni se basa en estrategias militares, sino que es espiritual. Por eso, debemos orar, interceder por la Israel eterna. Amamos incondicionalmente a Israel y sufrimos cada vez que vemos que es atacado”.
¿Dios tiene favoritos?
Hay una tendencia dentro de las frases usuales entre la gente de las iglesias, que parecieran diferenciar el deseo de paz para Israel respecto de las otras naciones en conflicto. “Hay que orar por la paz de Jerusalén”, se suele escuchar o leer en las redes sociales. Pero, ¿significa acaso que esa misma paz no la deseamos para los palestinos, los musulmanes, los iraníes, etc?
Orar por la paz de Jerusalén es orar para que haya un diálogo respetuoso y responsable. Es orar para que se establezca la justicia para los judíos, para los palestinos, para los cristianos. - Samuel Pagán
“Es una situación muy difícil de opinar, cada sector tiene una posición y tiene una justificación para avalar su actuar”, comentó Cellammare, agregando que “no nos toca opinar sobre eso en la AEL, nos toca decir basta a la violencia”.
El pastor Samuel Pagán, una eminencia en el mundo de los biblistas, escritor y teólogo puertorriqueño, fue categórico al expresar que “la gente piensa que en Jerusalén todos son judíos. Pero en Jerusalén no solamente viven judíos, sino también musulmanes y cristianos. Entonces, orar por la paz de Jerusalén es orar para que haya un diálogo respetuoso y responsable. Es orar para que se establezca la justicia para los judíos, para los palestinos, para los cristianos. Es orar para que se supere la crisis de violencia. Es orar para que los que auspician las guerras y los que pagan los armamentos se detengan”.
Por su parte, Harold Segura se suma a este pensamiento pidiendo “solidaridad y acción humanitaria con las víctimas, sean del bando que sean, siguiendo los valores cristianos de dignidad humana”.
La paz, de la mano de la justicia
La paz, ese tesoro tan preciado en aquellas latitudes, signadas por los constantes bombardeos, no debiera ser una solicitud exclusiva para el pueblo de Israel. Sino para todas las naciones. Muchas de las cuales también se ven atravesadas por conflictos bélicos, guerras civiles, disputas sociales que generan violencia interna. La paz es urgente. Que una guerra se detenga, no implica que un bando gane y el otro pierda.
Como se cuestiona Pagán, “¿orar por la paz de Jerusalén es que los judíos ganen? No, en Oriente Medio la dinámica de triunfo es diferente. Porque en el mismo lugar y en la misma región viven los tres -judíos, crisitanos y musulmanes-. Entonces, en vez de ayudar, si uno gana y el otro pierde, y si uno mata al otro, lo que hace es complicarlo más. Lo importante es que puedan vivir en paz. Y la paz verdadera se fundamenta en la justicia”.
