El Primer Congreso Internacional de Evangelización Mundial (ICWE, por sus siglas en inglés) fue una reunión que con el tiempo fue más conocida por el nombre de la ciudad suiza en la que se celebró: Lausana. Allí líderes internacionales como Billy Graham, John Sttot, Samuel Escobar y René Padilla entre otros que iniciaron un camino de unidad por la evangelización mundial.
La historia cuenta que cuando el evangelista Dr. Billy Graham empezó a predicar internacionalmente, desarrolló una pasión por “unir a todos los evangélicos en la tarea común de la evangelización total del mundo”. En la década de 1970, Billy Graham creyó en la necesidad de un congreso mundial para reformular la misión cristiana en un mundo de agitación política, económica, intelectual y religiosa. Creía que la iglesia debía comprender las ideas y los valores detrás de los rápidos y constantes cambios en la sociedad.
Es por ello que en julio de 1974, más de 2400 participantes de 150 países se reunieron en Lausana, Suiza, para el Primer Congreso Internacional de Evangelización Mundial cuyo tema fue “Que la tierra oiga su voz”. La revista TIME lo describió como “un formidable foro, posiblemente el encuentro de cristianos de más amplio alcance que se haya realizado jamás”.
“Desde la época de los primeros apóstoles hasta el presente, la evangelización ha sido la sangre que corre por las venas de la iglesia”, declaró Billy Graham durante su discurso de apertura. “La Palabra de Dios nunca cambia. Cristo nunca cambia. El poder del Espíritu para cambiar vidas nunca cambia. La demanda de obediencia nunca cambia. Nuestra comisión de ir hasta los confines de la tierra nunca cambia. Y la promesa de Cristo de estar con nosotros hasta el final nunca cambia”, indicó con gran devoción y logrando el aplauso de cada participante.
Vea el mensaje de Billy Graham aquí:
De este encuentro surgió el El Pacto de Lausana, redactado por un comité internacional presidido por John Stott, que llegó a ser considerado como uno de los documentos más significativos de la historia de la iglesia moderna. Definió la necesidad y las metas de la evangelización, reuniendo a evangélicos de diferentes trasfondos y moldeando gran parte de sus esfuerzos durante el resto del siglo.
Tanto Graham como Stott creían que toda reflexión teológica debía expresarse en la actividad misionera, y que toda acción misionera debía tener una base teológica. Ambas cosas son inseparables.
El Cuarto Congreso de Lausana
Cinco décadas después del histórico Congreso de 1974, y tras las reuniones de Lausana en 1989 en Manila, Filipinas, y en 2010 en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, evangélicos de todo el mundo se reunirán del 22 al 28 septiembre en Seúl, Corea, para conmemorar la defensa y el compromiso de Billy Graham con la evangelización itinerante en todo el mundo. “Al emprender nuestro viaje hacia 2050, la necesidad de una misión mundial integral, coordinada y colaborativa nunca ha sido más apremiante. En un evento histórico que une a más de 10.000 hombres y mujeres de diversos orígenes para considerar las brechas y oportunidades en la misión mundial, la iglesia mundial se reúne en Incheon, Corea del Sur, para el Cuarto Congreso de Lausana para la Evangelización Mundial”, señala la página oficial del Congreso que tiene como lema: “Que la iglesia proclame y exhiba a Cristo”.
Aquel primer Congreso impulsó la necesidad tanto de la evangelización como de la justicia social en la misión, con las voces de los teólogos latinoamericanos Samuel Escobar y René Padilla entre las más claramente escuchadas. Creó un cambio de paradigma para gran parte del pensamiento evangélico de ese tiempo, y hoy la aceptación generalizada de la misión holística, o integral, puede ser atribuida en gran medida al Congreso de 1974.
Los otros dos Congresos y sus documentos oficiales
Después del Congreso realizado en Suiza, llegó el segundo Congreso en julio de 1989 en Filipinas. Más de 3000 personas de alrededor de 170 países, se reunieron en Manila con el mismo propósito y proclamaron: el Manifiesto de Manila.
Un "manifiesto" se define como una declaración pública de convicciones, intenciones y motivaciones. El manifiesto de Manila toma los dos temas de los congresos: "Proclamar a Cristo hasta que el regrese" y "Llamando a toda la iglesia a llevar el evangelio a todo el mundo". Su primera parte es una serie de afirmaciones cortas. Su segunda parte las elabora en doce secciones, que presentaron a las iglesia para que, junto con el Pacto de Lausana, sean estudiadas y llevadas a la práctica.
En 2010, el lugar elegido fue Ciudad del Cabo, en Sudáfrica (16 al 25 de octubre). Allí se reunieron a 4.200 líderes evangélicos de 198 países, y se extendió a cientos de miles más que participaron en reuniones en todo el mundo y a través de Internet. De allí surgió el Compromiso de la Ciudad del Cabo. Una hoja de ruta para el Movimiento de Lausana para los próximos diez años, a partir de ese momento. De donde vendría una gran confesión que impulsaría a un compromiso que será evaluado en Seúl. "Estos documentos [en referencia a El Pacto de Lausana y el Manifiesto de Manila] expresan claramente verdades medulares del evangelio bíblico y aplican esas verdades a nuestra misión práctica de formas que siguen siendo pertinentes y desafiantes. Confesamos que no hemos sido fieles a los compromisos asumidos en esos documentos. Pero los recomendamos y apoyamos, mientras intentamos discernir cómo debemos expresar y aplicar la verdad eterna del evangelio en el mundo siempre cambiante de nuestra generación".
Aquel Compromiso de Ciudad del Cabo, traía consigo no sólo la confesión y el arrepentimiento, sino el impulso de contiunuar llevando las Buenas Nuevas. Los participantes y firmantes del Compromiso también fueron fieles en continuar el legado de Graham y Sttot, pero más aún el de levantar la bandera de la Cruz y complir con la Gran Comisión de Jesús a sus discípulos.
En un mundo que busca reinventarse a un ritmo cada vez más acelerado, algunas cosas permanecen iguales —dirían en el Compromiso—. Estas grandes verdades brindan la fundamentación bíblica para nuestra participación misional.
- Los seres humanos están perdidos. La difícil situación humana subyacente continúa siendo como la describe la Biblia: nos encontramos bajo el juicio justo de Dios en nuestro pecado y rebelión, y sin Cristo no tenemos esperanza.
- El evangelio es buenas noticias. El evangelio no es un concepto que necesita ideas nuevas, sino una historia que debe ser contada de una forma nueva. Es la historia inalterable de lo que Dios ha hecho para salvar el mundo, en modo supremo, en los sucesos históricos de la vida, muerte, resurrección y reinado de Jesucristo. En Cristo hay esperanza.
- La misión de la Iglesia continúa. La misión de Dios continúa hasta los confines de la tierra y hasta el fin del mundo. Llegará el día cuando los reinos del mundo se convertirán en el reino de nuestro Dios y de su Cristo, y Dios morará con su humanidad redimida en la nueva creación. Hasta tanto, la participación de la Iglesia en la misión de Dios continúa, con una urgencia gozosa y con oportunidades nuevas y apasionantes en cada generación, incluida la nuestra.
El nieto de Billy Graham llama a comprometerse nuevamente
Will Graham hizo un llamado a la asamblea internacional de evangélicos a comprometerse de nuevo con el Pacto de Lausana para la evangelización mundial que se estableció en 1974 sobre la autoridad de la Palabra de Dios.
"La necesidad de la proclamación del Evangelio es tan grande hoy como siempre", señaló Will en el saludo grabado en video que se proyectará en la conferencia de la Lausana en Seúl.
"A pesar de que vivimos en un mundo que en todo momento está trabajando para anular a Cristo y la Biblia con el fin de exaltarse a sí mismo, amigos míos, debemos decir: «¡No mientras nosotros estemos vigilando!». Ahora no es el momento de rendirse. No es momento de rendirse. No es momento de dar marcha atrás. No es momento de volverse hacia dentro. Ahora es el momento de ganar terreno espiritual. Ahora es el momento dar un paso al frente audazmente por Jesucristo, de predicar a Cristo sin vergüenza y con el poder del Espíritu Santo", sostuvo.
"La evangelización no es el único trabajo de la iglesia, pero no debemos descuidar la predicación persuasiva, el esfuerzo por ganar almas y la necesidad de proclamar las Buenas Nuevas", indicó Will.
"A donde sea que vayamos, debemos seguir proclamando el Evangelio y haciendo discípulos en todo el mundo, ya sea en ciudades, en pequeñas comunidades, en las cumbres de las montañas o en los valles, en las llanuras o en el desierto. Ya sea una persona en la calle, a la mesa en el restaurante o miles en un estadio, con la ayuda del Espíritu Santo debemos proclamar el Evangelio y hacer discípulos", puntualizó.
"Mi abuelo se ha ido a casa, a su recompensa celestial, pero eso no ha cambiado nuestra misión ni nuestro propósito". En la Asociación Evangelística Billy Graham "estamos trabajando tan duro como siempre para predicar a Cristo por todos los medios posibles, y consideramos un privilegio ser socios en esta maravillosa y gran misión", subrayó el nieto del predicador moderno más reconocido mundialmente.