Cristianos de habla hispana en nueve ciudades a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México están aprendiendo a compartir el amor de Dios con aquellos que atraviesan periodos de crisis y sufrimiento. Lo hacen como parte del Equipo de Respuesta Rápida de la Asociación Evangelística Billy Graham (BGEA, por sus siglas en inglés), y con el deseo de mostrar el amor de Dios a los que sufren.
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Más de 58.000 personas escucharon las “Buenas Nuevas” en la gira por diez ciudades que comenzó el 24 de febrero, en Brownsville, Texas, y culminó en Chula Vista, California, el 9 de marzo de este año. En esa ocasión, las iglesias locales fueron fortalecidas y animadas, encontraron una renovada pasión por la evangelización, y recibieron a miles de nuevos creyentes deseosos de aprender más acerca de la Palabra de Dios.
Cuatro meses después de la gira "Frontera Dios Te Ama" liderada por Frankiln Graham, la BGEA regresó a la frontera sur de los Estados Unidos, esta vez con capacitaciones gratuitas denominadas "Compartir Esperanza en Tiempos de Crisis", a fin de equipar a los creyentes de habla hispana para esta desafiante oportunidad.
En los últimos años, los estados de la frontera sur se han enfrentado a retos sociales y desastres naturales sin precedentes. “En el ministerio de mi iglesia tratamos con personas que están afligidas, que tienen grandes cargas en sus corazones. Hacer ministerio aquí en la frontera es algo único. A menudo nos encontramos con personas que están pasando por muchas cosas: personas sin hogar, migrantes que han sufrido mucho. Muchas veces, realmente no sabemos qué decir”, compartió Cristina Hernández, que asiste a la iglesia Vital Church en McAllen, Texas.
Una colaboradora, según lo expuesto por la BGEA del evento a comienzos de año de la ciudad de Brownsville supo de la capacitación de 2 horas que se haría en su ciudad y se anotó. Más tarde conoció que también habría un tiempo extensivo de capacitación en McAllen. Martha invitó a sus amigas Beatriz y Bertha, compañeras en el ministerio, y se ofreció a conducir 57 millas (90 kilómetros) para que las tres pudieran recibir esta capacitación a profundidad.
“Necesitábamos aprender todo esto para saber cómo servir mejor a la gente”, dijo Martha. “Nosotros llevamos a cabo nuestro ministerio en una zona muy pobre de la ciudad de Matamoros, en Tamaulipas, México. Vamos allí todas las semanas llevando comida y provisiones, y compartimos el Evangelio en cada oportunidad”, indicó.
Su amiga Bertha no dudó en destacar que “estamos aprendiendo la importancia de estar presentes y escuchar a la gente en su dolor. Lo que hemos aprendido hoy nos está ayudando a crecer”.