Rechazo de evangélicos al gobierno Lula alcanza el 63% según nueva encuesta

Luiz Inácio Lula da Silva
BRASILIA, BRASIL - El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, gesticula durante la ceremonia de inauguración del Consejo Federal para la Participación Social en la Cuenca del Río Doce y anuncia medidas relacionadas con el sector sanitario en el marco del Nuevo Acuerdo del Río Doce en el Palacio del Planalto, el 26 de septiembre de 2025, en Brasilia, Brasil. Foto de Ton Molina/Getty Images

Una reciente encuesta de Genial/Quaest divulgada este miércoles, muestra que el rechazo al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva entre la población evangélica brasileña volvió a crecer, llegando al 63%. En la medición previa, ese porcentaje era de 61%. Por su parte, apenas el 34% de los evangélicos declaró aprobar la gestión presidencial.  

En contraste, según el portal Gospel Plus, entre los católicos brasileños se observa una tendencia positiva: el apoyo al gobierno subió a 54%, aumentando tres puntos porcentuales respecto al mes anterior, mientras que el rechazo se ubicó en 44%.

Evaluación del gobierno en el contexto general

A nivel global, la aprobación al gobierno de Lula alcanzó el 48%, su punto más alto en 2025. Este dato implica un empate técnico con la desaprobación, que marca 49 % según el mismo estudio.  

El estudio también revela variaciones según nivel socioeconómico: entre los electores con ingresos familiares de hasta cinco salarios mínimos, la aprobación creció de 37 % a 45 %, mientras que la desaprobación bajó de 60 % a 52 %.  

Regiones del país mostraron matices: en el Norte/Centro-Oeste, la desaprobación entre los evangélicos pasó de 52 % a 55 %, con ligera caída en aprobación. En el Nordeste, el panorama favorable al gobierno persiste: 62 % aprueba y 36 % desaprueba la gestión.   En el Sudeste, la desaprobación continúa siendo mayoritaria aunque con mejoras leves: de 55 % a 52 %, frente a una aprobación que pasó de 41 % a 44 %.

Interpretaciones políticas y reacciones

El retroceso en la aprobación entre evangélicos interrumpe una tendencia de mejora que se venía observando. En el informe de CartaCapital se señala que “la secuencia de alta en aprobación y caída en la desaprobación fue interrumpida” en este universo religioso.  

En respuesta al creciente rechazo, sectores del gobierno adoptan estrategias de acercamiento. La primera dama Rosângela “Janja” da Silva encabezó viajes a ciudades como Salvador, Manaus y Río de Janeiro, participando en eventos con comunidades evangélicas y conversando directamente con fieles sobre los efectos de las políticas públicas en sus vidas.  

El objetivo de esas acciones es disminuir la resistencia entre ese segmento del electorado, que históricamente fue una base electoral competitiva para partidos de derecha o de corte conservador.  

Además, Lula brindó declaraciones públicas intentando evitar la polarización religiosa. En una entrevista al podcast evangélico “Papo de Crente”, afirmó que su Gobierno pretende “unir los brasileños, no dividirlos por religión” y señaló que no utiliza templos como escenarios políticos.

El ascenso del protestantismo evangélico en Brasil convirtió a este grupo religioso en un actor político de peso. Según diversos análisis, los evangélicos hoy constituyen un bloque electoral relevante, con influencia creciente en cuestiones culturales, sociales y políticas.  

Varios estudios señalan que el presidente Lula ha intentado acercarse al electorado evangélico en los últimos meses. Algunos medios internacionales, como Le Monde, indican que esas maniobras apuntan a ampliar alianzas políticas antes de las elecciones de 2026.  

No obstante, la división interna del segmento evangélico —entre quienes apoyan iniciativas progresistas y quienes mantienen posturas más conservadoras— complica cualquier estrategia de comunicación homogénea.

Por su parte, Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, actualmente privado de su libertad, publicó en su cuenta de X un mensaje de respaldo a su padre: “Detenido a partir de una investigación que ya no existe, sin redes sociales y sin contacto con el pueblo. Pero lo cierto es que Bolsonaro le ganará a Lula en 2026. Hay un movimiento imparable en Brasil que repudia a Lula, a Moraes y a todo lo peor de la élite nacional. ¡Ganaremos!”.

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