La reciente condena del congresista mexicano Gabriel Quadri por expresar sus puntos de vista sobre género y feminidad plantea serias preocupaciones sobre el estado de la libertad de expresión y los derechos de las mujeres en México. Al castigar a un funcionario electo por participar en uno de los debates más importantes de nuestro tiempo, el Tribunal Federal Electoral de México está discriminando a las mujeres en su afán por promover la agenda LGBTQ.
En 2019, México promulgó una ley que exige una representación igualitaria de hombres y mujeres en todas las ramas del gobierno, con el objetivo de combatir el chovinismo y el machismo profundamente arraigados. Sin embargo, el caso de Quadri demuestra cómo la agenda LGBTQ es una afrenta directa a los derechos de las mujeres y a los espacios reservados para ellas. Este caso trata sobre la protección de la libertad de expresión, pero también afectará la capacidad del gobierno para preservar el acceso de las mujeres al proceso legislativo y salvaguardar los avances logrados para darles voz a las mujeres en el Congreso.
Independientemente de las opiniones personales o políticas sobre la cuestión de género, clasificar los tuits de Quadri como "violencia política de género" es una asociación falsa y peligrosa de discurso con daño físico. Una sociedad libre depende del intercambio abierto de ideas, no de la censura de opiniones controvertidas. Al tratar los comentarios de Quadri como un acto de violencia, el Tribunal sienta un precedente escalofriante que podría sofocar debates urgentes sobre los derechos y la representación de las mujeres.
El caso de Quadri demuestra cómo la agenda LGBTQ es una afrenta directa a los derechos de las mujeres y a los espacios reservados para ellas.
Como cristianos, creemos que todos los seres humanos tenemos dignidad y valor inherentes porque somos creados a imagen de Dios, hombre y mujer. Si bien la Biblia enseña que el género está divinamente ordenado y es parte integral de nuestra identidad, esto no nos da licencia para discriminar o atacar a quienes se identifican como LGBTQ. Más bien, debería motivarnos a entablar un diálogo respetuoso, buscando comprender diferentes perspectivas incluso mientras defendemos nuestras convicciones.
Lamentablemente, la decisión del Tribunal en el caso de Quadri personifica el tipo de intolerancia y estrechez de miras que son la antítesis de una sociedad libre y abierta. Si los funcionarios públicos no pueden debatir temas delicados sin temor a repercusiones legales, México perderá su capacidad para enfrentar desafíos apremiantes y promulgar políticas basadas en la verdad objetiva que beneficien a todos los ciudadanos.
Una sociedad libre depende del intercambio abierto de ideas, no de la censura de opiniones controvertidas.
El gobierno mexicano tiene ahora la oportunidad de corregir el rumbo y reafirmar su compromiso con la libertad de expresión y los derechos de las mujeres. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha solicitado una respuesta de México sobre el caso de Quadri, y es crucial que el gobierno adopte una postura en favor de los valores democráticos. Al proteger el derecho de Quadri a expresar sus opiniones y garantizar que se preserven los espacios reservados para las mujeres biológicas en el proceso electoral, México puede enviar un mensaje claro de que no sacrificará el progreso logrado con tanto esfuerzo por las mujeres en nombre de la corrección política.
Ahora es el momento de que los cristianos mexicanos, y todos en todo el mundo, hablen en defensa de la libertad de expresión, los derechos de las mujeres y la visión bíblica de género. Para proteger la diversidad de puntos de vista y permitir que triunfe la verdad, debemos defender las tradiciones liberales occidentales de libertad de expresión que nacen de la cosmovisión Bíblica y rechazar el castigo de la expresión. El papel de las mujeres en el proceso democrático y el futuro de la democracia en México depende de voces valientes que defienden la diversidad de puntos de vista y la libertad de expresión, incluso en medio de la controversia. Más importante aún, debemos hablar antes de que la iglesia sea atacada por enseñar la visión bíblica de la identidad de género y la realidad biológica. Es hora de que seamos esas voces.
Josue Sierra es ejecutivo de mercadeo, autor y orador sobre cosmovisión bíblica y el discernimiento cristiano en el ámbito cultural. Él vive en el área metropolitana de Filadelfia, Estados Unidos, con su esposa y 5 hijos.